La transformación digital es un proceso continuo a través del tiempo, en el que se ven implicados muchos factores más allá de los tecnológicos. De poco sirve digitalizar una compañía si no se otorgan facultades a los empleados para que sean capaces de adoptar la digitalización en su trabajo.
Por eso, el cambio cultural de una organización es considerado el reto más complejo de la transformación digital para todas las empresas.
La transformación digital sostenible se enfoca en llevar a cabo una inmersión digital progresiva, dividida en una serie de fases o escalones, de modo que no se abordar proyectos del siguiente escalón hasta que no se hayan completado las diferentes iniciativas propias del escalón común.
Para llevar a cabo las iniciativas digitales más complejas es necesario haber pasado por los siguientes grados o escalones de madurez o inmersión digital, la llamada escalera de inmersión. La inmersión digital requiere que cada proyecto de transformación comience por comprender las necesidades de los clientes.
La adopción tecnológica implica abordar los desafíos del aprendizaje, desarrollo y motivación de los empleados. Y el éxito de la digitalización en sí, radica en lograr niveles cada vez mayores de atención al cliente. Es por ello que se proponen tres acciones estandarizadas que propiciarán ese cambio significativo en atender las necesidades de inmersión: mejorar la experiencia de usuario, ofrecer soluciones basadas en datos, enlazar las áreas de ventas y mercadotecnia.