Mucho se ha hablado en los últimos años de la necesidad de invertir en ciberseguridad en las empresas, sobre todo por el crecimiento de los ciberataques a estas. Algo de lo que ya se estaba tomando conciencia y que estaba llevando a organizaciones de todo el mundo a desarrollar e implementar técnicas y herramientas para protegerse.
Entonces llegó la cuarentena obligatoria y muchas empresas han visto cómo sus trabajadores y trabajadoras han continuado sus trabajos desde sus respectivas casas sin las medidas de seguridad adecuadas. Accediendo a plataformas y archivos laborales y dando a los cibercriminales una puerta de entrada muy jugosa.
El tráfico a través de las redes, tanto fijas como móviles, vive un aumento tras la entrada en vigor de las cuarentenas. El uso de Whatsapp se ha multiplicado por cinco y hay una gran cantidad de personas teletrabajando con herramientas como Zoom, Hangout, o Skype.
Muchas empresas no estaban preparadas y han tenido que adaptarse rápidamente sin ser conscientes de todas las implicaciones que tiene un escenario así y sin un plan para garantizar la ciberseguridad.
La crisis del coronavirus pasará y muchas empresas se sumarán a la transformación digital, esperemos que los empleados y empleadas sean conscientes de los riesgos a los que se enfrentan al efectuar teletrabajo.
De forma que están en una situación vulnerable frente a los ataques de los ciberdelincuentes, conocedores de la situación y que están intentando sacar provecho de ella. Dado que en el momento en el que se produce una comunicación entre la vivienda de un trabajador y su oficina, comienzan a compartirse datos entre ambos lugares que pueden ser interceptados por terceros.